Reflexiones del Domingo

Domingo 19 de Marzo de 2023

Por el Pbro. Francisco Javier Montes Castillo

La liturgia de este domingo nos habla de la victoria de la luz divina sobre las tinieblas del pecado por medio del símbolo de la enfermedad y de la ceguera.

Hoy, se nos invita a experimentar una alegría profunda, un gran gozo por la proximidad de la Pascua.

El Profeta Samuel unge al Rey David. Imagen Cortesía.

El profeta Samuel nos presenta los criterios con los que Dios escoge a los hombres para su servicio no es el aspecto físico sino el corazón lo que ve el Señor.

San pablo nos advierte que quien busca la luz en sí mismo, solo provoca desastres y amarguras, para él y para los demás, y nos invita a valorar nuestra nueva situación de bautizados, creyentes en Cristo.

San Juan nos hace ver a través de la curación del ciego que Jesús es la Luz Verdadera que nos muestra el auténtico rostro del Padre esta curación fue causa de una gran alegría para aquel ciego de nacimiento a quien otorgó la vista corporal y la luz espiritual.

En su encuentro con la samaritana, Jesús nos habló del misterio de la vida sobrenatural por medio del símbolo del agua, esta Cuaresma es un llamado a hacer una buena confesión, nuestros pecados, son la causa de nuestra ceguera espiritual.

El ciego creyó y recibió la luz de Cristo, en cambio, aquellos fariseos, que se creían en la sabiduría y en la luz, permanecieron ciegos por su dureza de corazón y por su pecado.

¡Qué necesaria es para nosotros  es la luz de Cristo para ver la realidad en su verdadera dimensión! Para ver con los ojos de Cristo como decimos en los ejercicios espirituales, porque  sin la luz de la fe seríamos prácticamente ciegos.

Todo eso supone conversión y crecimiento en la caridad. Especialmente en este tiempo de Cuaresma y en esta última etapa.  Sólo una cosa nos puede apartar de la luz y de la alegría que nos da Jesucristo, y esta cosa es el pecado, el querer vivir lejos de la luz del Señor. Desgraciadamente, muchos nos adentramos en este camino tenebroso y perdemos la luz y la paz.

Jesús le devuelve la dignidad al ciego y le cura de todas las cegueras, y el ciego nos enseña que no hay conversión ni fe auténtica si no hay un encuentro personal con Jesús.

El ciego se convierte en un verdadero testigo que proclama su fe sin reservas por eso hoy podemos preguntarnos como está nuestra fe en su proceso de maduración si ha ido creciendo y madurando.

 «Vete, lávate», nos dice Jesús… ¡A lavarnos en las aguas purificadoras del sacramento de la Penitencia! Ahí encontraremos la luz y la alegría, y realizaremos la mejor preparación para la Pascua.

Que la Santísima Virgen Nuestra Señora de Zapopan Patrona de nuestra Arquidiócesis, Y Señor San José patrono de nuestra Parroquia nos ayude a vivir esta cuarta semana de cuaresma con todo lo que nos pide el Señor, y nos ayude a sentir siempre la ternura de la mano de Dios cercano a nosotros, y estar siempre abiertos a su acción en nuestras vidas.